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El saber. El despertar filosófico
Vie 04 Dic 2020Saber no significa sólo leer, enterarse, estudiar; se trata más de práctica que de teoría. Saber no es una cuestión de ciencia, sino de vida.
Para saber, “despertar” y, de esta manera, adquirir un nivel de conciencia que nos permita adentrarnos en un mundo nuevo ya que al “despertar” logramos un nuevo modo de ser y de mirar. Este conocimiento nos faculta, nos otorga sabiduría, porque no es la mirada que busca la utilidad, sino que busca la verdad. La sabiduría, que tiene que ver con el conocimiento profundo de la realidad y con el compromiso con una vida auténtica, veraz. El sabio no es el que mucho sabe sino el comprometido con la verdad.
Todos queremos saber más… pero que no sea para amontonar saberes sino para desarrollar las propias capacidades y alcanzar un mayor conocimiento de uno mismo (Quien conoce a los demás, es inteligente. Quien se conoce a sí mismo, es sabio. Lao Tse); alcanzar una mayor conciencia de los demás; comprometerse con la vida; y poner el corazón en aquello que es bueno para todos. Saber amar, incluso al enemigo (Mt 5,44).
La inteligencia no basta. La cultura no basta. La habilidad no basta.” La sabiduría no puede ser ni una ciencia ni una técnica” (Aristóteles). La sabiduría es un saber, cierto, pero un saber vivir.
Es enorme los medios de los que disponemos para estar al corriente de lo que pasa por el mundo, para obtener respuestas a toda pregunta de cualquier materia: ciencia, técnica, historia…Podemos estar informados, es cuestión de “teclas” (esas piezas que presionadas por el dedo te abre un mundo de información). Y necesitamos de esa información, de los datos que se adquieren también a través del estudio, de la lectura, de los viajes, de la interrelación con los demás, de cualquier motivación que te faculta para escuchar, atender…todo eso nos ayuda a comprender y situarse en la realidad. Pero el saber de la sabiduría es esa gracia que se va desarrollando y en la que intervienen nuestras experiencias, nuestra memoria, despierta nuestro anhelo y deseo desde lo más hondo, más allá de la libre deliberación y del dominio de la razón. ¿Será esto la filosofía?
“Nuestra filosofía es la historia de nuestro propio corazón y de nuestra propia vida, y nos representamos el destino de los demás hombres a imagen del nuestro”. (J.G. Fichte).
Despertar a la filosofía como motor para la reflexión, el conocimiento, la comprensión, la aceptación, de nuestra existencia en busca de la verdad. Despertar a la filosofía para ser libres, conscientes y, consecuentemente, conducir nuestra vida. Despertar a la filosofía y tomar distancia de la realidad… ¡Qué misterio el espacio entre lo contemplado y quién contempla! Esa distancia no es cuestión de longitud, es otra cosa: es cuestión de abandono, desprendimiento y atención, de aceptación y acogida, de respeto que valora lo contemplado porque en sí mismo lo merece, lo es y está.
La filosofía, nos plantea, nos conduce, nos pone ante la realidad espiritual…